Día 17 – Tokyo – Visita Asakusa y Odaiba
Hoy el despertador ha sonado a las 5 de la mañana para irnos a la lonja de Tsukiji, pero como llovía hemos decidido seguir durmiendo.
Cuando nos hemos levantado, nos hemos dirigido a Asakusa, es uno de los barrios más antiguos de Tokyo, y su principal punto de interés es el templo Senso-ji, conocido como Asakusa Kannon-do, principal templo budista de la ciudad.
Hemos accedido por la puerta Kaminarimon, puerta del Trueno, con los dioses Fujin, dios del viento, a la derecha y Raijin, dios del trueno a la izquierda, además de la puerta cuelga una gran linterna.
Esta puerta sirve de acceso a la calle comercial que dirige al Senso-ji, la calle se llama Nakamise-dori y nos lleva directamente al gran punto de interés del barrio el Templo Senso-ji, principal templo budista de la ciudad.
La leyenda dice que en el año 628, dos hermanos pescaron una estatua de Kannon, la diosa de la misericordia en el río Sumida, aunque volvieron a ponerla en el río siempre volvía a ellos. Por eso se construyo Sensoji allí para la diosa Kannon.
El templo fue terminado en el 645 lo que lo hace el templo más antiguo de Tokio, es visitado anualmente por 20 Millones de personas.
La pena ha sido que también nos hemos encontrado con el edificio principal en restauración.
Hemos subido al mirador del edificio de la Fuji TV, en cuya parte superior hay una gran esfera donde hay un observatorio, en la planta 25.
La isla se caracteriza por sus centros comerciales y por el puente que la une a tierra, el Rainbow Bridge, que luce su esplendor por la noche, pero nosotros nos conformamos con verlo por la tarde.
Además y cosa curiosa, encontramos una copia de la estatua de la libertad, pero de tamaño inferior.
Para terminar la tarde nos hemos dirigido a la Omotesando, una de la avenidas comerciales más importantes de Tokyo, en busca del Oriental Bazar, para comprar algunos souvenirs.
Desde el inicio de nuestros viajes en pareja y con mochila, hasta ahora con las niñas y sus trastos, nuestro objetivo siempre ha sido el mismo, nuestra ilusión y forma de viajar, no debía cambiar, el mejor regalo que les podíamos hacer a nuestras pequeñas era conocer mundo, culturas, religiones y vivir nuevas experiencias. Viajar es educar, viajar es comprender, viajar es empatizar.