Comenzamos una nueva sección en el blog, Explorando Destinos, en la que vamos a intentar descubriros destinos pero de una manera diferente a la que lo hemos hecho hasta ahora.
Contaremos con la participación de autores invitados, para que nos muestren cada destino. Para ello intentaremos contar con la participación de grandes conocedores de los países en cuestión.
Os pedimos que leáis y disfrutéis como lo hemos hecho nosotros de esas dosis de Japón que nos ofrece cada uno de los participantes: Japonismo, Viajar Code y Oskar – Ikusuki.
Nuestros favoritos en Japón
Awa Odori en Tokushima
El Awa Odori es uno de los festivales o matsuris de Obon más impresionantes en el que hayamos estado. En agosto, se pueden congregar hasta 2 millones de personas en los días que dura el festival, y eso que hablamos de una ciudad en la isla de Shikoku que no tiene una comunicación tan buena como otras zonas del país. Los bailes y la energía que se respira en el ambiente hacen de él algo único.
Okonomiyaki de Hiroshima
Nos encanta la gastronomía japonesa y nos suele costar decidirnos por un único plato. Pero el okonomiyaki al estilo de Hiroshima es, sin duda, uno de nuestros platos preferidos. Una especie de torta a la que se le puede poner cualquier ingrediente, con un huevo a la plancha y fideos frescos. Y si encima lo probáis en Hiroshima, tenéis en Okonomimura tres plantas llenas de restaurantes de este plato.
Pasear por los barrios de geishas
Esto no podía dejar de salir en este listado, porque no por nada el icono de Japonismo es una maiko o aprendiz de geisha. De hecho, siempre nos ha fascinado su historia y hemos escrito sobre ellas, sus barrios, sus tradiciones, su entrenamiento, para intentar arrojar algo de luz sobre estas mujeres y su trabajo. Poder pasear por los barrios de geishas, a media tarde, cuando parten a sus compromisos, es una gozada. ¡Sobre todo si te topas con alguna!. Es verdad que en barrios como Gion, en Kioto, cada día cuesta más porque además está muy masificado. Pero en la propia Kioto hay otros barrios en los que es posible ver geishas con menos agobio de gente.
Los museos ferroviarios
Otra de nuestras grandes pasiones son los trenes, y es que no en vano Japón fue el primer país en inaugurar una línea de tren de alta velocidad en 1964. Hoy en día, se pueden visitar tres museos ferroviarios, uno a las afueras de Tokio, otro a las afueras de Nagoya y otro en Kioto, pudiendo disfrutar del pasado, presente e incluso futuro de la tecnología ferroviaria del país nipón.
La arquitectura de Omotesando
Tokio es una ciudad en la que grandes arquitectos japoneses e internacionales han dejado su impronta. Hay varios lugares en la capital japonesa donde poder disfrutar de su arquitectura, como en la avenida Omotesando, donde podemos ver algunos edificios preciosos como los de Louis Vuitton, Tod’s, Hugo Boss y muchas otras marcas de lujo o el lujoso barrio de Ginza, donde marcas como Mikimoto, De Beers, Tiffany’s y muchas otras cuentan con preciosos edificios. Lo bueno es que no hace falta gastarse un dineral para disfrutar de las vistas, así que doblemente bueno.
Nuestra siguiente colaboradora nos va a desvelar su visión sobre la parte más «friki» del país nipón, Por muchos es conocido que Japón tiene fama de ser el paraíso de los frikis, pero es esto realmente cierto????
En su web encontraréis artículos tan útiles y completos como el que nos habla de los transportes de larga distancia, el transporte de cercanías o sus Tips para viajar a Japón.
El “pequeño” “ gran” Japón de una Friki
En mi caso, fueron innumerables los momentos que me trasladaron a los animes: Desde la primera vez que vi unos takoyakis (tapa típica de los festivales en los animes) hasta cuando comprobé que los famosos dango no me gustaban nada. El momento en que me vi rodeada de colegialas que practicaban la ceremonia del té y nos invitaron a participar. O el enérgico camarero del pequeño restaurante de ramen, que calzaba chanclas de madera y la cinta en la frente. Cuando al llegar a un templo vi la cuerda con la campana para rezar y supe exactamente que tenía que hacer, el ritual que había visto mil veces. O verme en un tranquilo rotenburo de montaña, como a los que tantas veces habían ido de excursión los personajes de mis series preferidas. Descubrir que los coches que salen en Shin Chan existen (pequeños y rectangulares) y que no son una deformación de la realidad… La lista es demasiado larga.
Precisamente, los videojuegos, tienen varios cafés/restaurantes temáticos dedicados en Tokyo. Eso sí, todos estos establecimientos suelen ser caros y la comida nada del otro mundo. Lo que se paga es la ambientación. Esta vez vamos a darnos el gustazo de ir a uno y el escogido ha sido el Capcom Bar.
¡Pero el destino ha querido que pillemos abiertas también unas cafeterías temporales dedicadas a Dragon Ball, por su 30 aniversario, así que nos acercaremos a tomar algún café en ellas para así quedarnos con los posavasos coleccionables!
El último colaborador en este artículo nos va a dar la visión de un español viviendo en Japón. Lo llevamos siguiendo muchos años, desde que empezamos a preparar nuestro primer viaje a Japón en el 2009.
Hoy nos hemos levantado con nieve en Tokio. Por lo visto, hacía algo más de cincuenta años desde la última vez que nevó en Noviembre y la televisión se ha encargado de recalcar este hecho una y otra vez estos últimos días. Es curioso: aquí se empeñan en exagerar hasta llegar a veces al ridículo cualquier evento de estas características… ahora que con el historial que tiene este país a sus espaldas, no seré yo quien les eche culpa alguna. Siempre suelen tratar de dar la máxima cobertura a, por ejemplo, cuando viene un tifón, mandando a un señor con un casco al árbol más cercano al epicentro con la intención de captar cuatro imágenes de hojas moviéndose. Y conectan con ese señor una y otra vez aunque a veces el tifón no haya llegado y apenas llueva, y hacen zoom a todo lo que da a los charcos, y en realidad allí no se ve nada más que un txirimiri y en la mayoría de los casos el tifón se desvía o se disipa antes de llegar.
El caso es que si, que hoy ha nevado, no demasiado, pero si como para que uno se levante contentete por la cosa de la novedad. A mi hijo Kota casi hemos tenido que atarlo a la pata de la mesa para que no saliese en pijama a la calle a pisar la nieve; es muy emocionante volver a vivir las cosas olvidadas de este mundo, ya tan normales, tan anodinas para nosotros, con los ojos de un niño de tres años como aquella vez que se chocó contra su misma imagen en el espejo de una tienda, o cuando nos enseñó la luna como su mayor descubrimiento señalándola como si le fuese la vida en ello con ese brillo tan especial de sus ojos de ver de primeras.
Me resulta curioso lo integrado que estoy en esta nueva vida de padre, tan reciente y ya tan consolidada, tan natural. Hablo con otros padres y madres por las mañanas y siempre juego un poco con los demás niños y con Kota antes de salir de la guardería a afrontar la oficina. Ni los padres ni los profesores hacen distinción alguna porque yo sea el único occidental que deja allí a su hijo, hijo que no deja de ser más japonés que nadie aunque tenga el pelo castaño y los ojos más grandes que los demás. Por supuesto los demás niños ni notan la diferencia, o si la notan les da igual a la hora de meterme bloques de lego en el bolsillo de la chaqueta o enseñarme bellotas que han cogido del parque cercano, o contarme lo primero que se les pasa por la cabeza. Hoy Kaede-chan, después de enseñarme su camiseta rosa, me ha contado que ayer estuvo en casa de su abuela y que le dio chocolate; Shunya-kun me ha insistido, a gritos, que la nieve era igual que el kakigori que hace su padre y Tsubasa-kun me ha dado una hamburguesa de plástico mientras decía “irajaimaje” porque resulta que no pronuncia bien la s.
Al salir y como nevaba aún más si cabe, hoy también he aparcado mi bici y he ido a trabajar en tren. Las bicis, la mía y la eléctrica con la que llevamos a Kota, las alternamos entre el parking de casa y uno público que hay cerca de la estación que llevan unos jubilados por turnos. De alguna manera, gracias a la rutina de vernos todos los días supongo, nos hemos hecho buenos amigos, alguna vez hasta les he llevado algún pincho de tortilla para probar que era verdad eso de que yo también cocinaba en casa. Uno, a cambio, me regaló un libro de poesía que todavía no he leído ni sé si podré ser capaz de leer en condiciones algún día.
Por perderme esos ratos con mis abuelos prestados, no me gusta nada tener que ir en tren, por ese y otros motivos entre los cuales está la obviedad en Tokio de que los trenes son latas de sardinas por las mañanas, pero lo que más me disgusta, diría que incluso me apena, es la falta de maneras, de educación. Es algo que siempre me ha llamado la atención y con lo que todavía no he sabido lidiar. Me refiero a que en Tokio y de momento en cualquier otro lugar de Japón en el que he estado, la educación está asumida: cada uno respeta a cada cual, se valora la limpieza, el silencio, se reservan los gestos, se ceden pasos, se sujetan las puertas, se guardan las formas, la cortesía es intrínseca a esta sociedad… excepto en las estaciones de tren. Por alguna razón que todavía no acabo de comprender, cualquier anden en Tokio por las mañanas es una república independiente donde reina el caos: listos colándose para entrar los primeros en el tren, ancianos que tienen que hacer el viaje de pies porque tres salary man entrajetados se hacen los dormidos en los asientos de cortesía, empujones, pisotones…
No me gustan nada los trenes, por eso no me gustan los días de lluvia.
El trago se olvida pronto, entre resignación y costumbre, uno logra abstraerse y en cuanto llevas un par de minutos fuera de la estación, vuelves a querer a este país.
Suelo comprar algo para desayunar en el Seven Eleven de la esquina. Hace un par de meses que dejé de tomar café, pero siempre compro un onigiri o algún sándwich y una botella de agua con la que pasaré la mañana entre pantallas y teclas.
Nada de demasiado interés que recalcar en las horas de oficina. Donde yo trabajo, se trabaja bien, el nivel es muy alto y uno nunca deja de aprender. Me gusta estar donde estoy pero hay algo a lo que todavía no me he acostumbrado aunque también me pasaba en la anterior empresa en la que trabajé y es que los compañeros no te saluden por la calle, incluso por el pasillo.
Sé que no es algo racista, no tiene nada que ver porque lo hacen también entre ellos, me resulta incómodo cruzarme con alguien que conozco de sobras y que mire para otro lado aún habiéndome visto. A mi modo de ver es un gesto hostil, pero aquí no es así. No pasa con todos, hay algunos con los que tengo muy buena relación y siempre intercambiamos un par de palabras fuera de la oficina, como aquella vez que me encontré a uno de sistemas con su novia en un centro comercial en el que estaba yo con Chiaki, Kota y mi suegra y estuvimos echando un rato majo los cinco. Pero si que diría que es la norma general y no me gusta, me incomoda.
A los mediodías suelo ir al gimnasio, es un Gold’s Gym que hay en Shibuya al que van también algunos famosos como el chico negro del anuncio de SoftBank con el que he coincidido ya un par de veces. Es curioso como todos los gimnasios se parecen entre si; en Tokio también tenemos a los mismos personajes: el que le pone el doble de peso del que puede levantar a la máquina y hace series a medias a velocidad absurdísima, el que resopla y jadea dando vergüenza ajena, el que está más al móvil que a hacer nada, el de las poses en el espejo… en fin, yo a lo mío.
Si he de buscarle algo bueno a los días en que me toca aparcar la bici, es que aprovecho el rato de ir andando hasta la estación desde la oficina para disfrutar del disparate que es Shibuya con un poco más de calma: me paseo por entre las miradas de la gente, subo y bajo escaleras y cuestas, y mientras cruzo uno de los pasos de cebra más famosos del mundo, me pregunto, con la cara iluminada por televisiones enormes en alturas imposibles, ¿te has acostumbrado a esto, Oskar? ¿esto va a ser ya tu vida para siempre?…
Y entonces llego a casa y Kota grita “¡¡Mamá mamá, ha llegado papá!!”, y sale corriendo hacia la entrada donde yo aprovecho la inercia de su carrera para levantarle lo más alto que puedo en brazos y darle el beso que le tenía guardado desde que me despedí de él en la guardería.
Y pienso que quizás mi vida no sea tan diferente de la de cualquier otro padre primerizo del mundo, que Japón, que Tokio es circunstancial, que mientras estemos juntos, el escenario no es trascendente, da igual.
Amante de los viajes con mochila, y siempre pensado en el próximo viaje, y en transmitir a mis hijas la pasión por viajar y por conocer mundo, culturas, religiones y vivir nuevas experiencias. Viajar es educar, viajar es comprender, viajar es empatizar. Viajar es el mejor regalo que les puedo ofrecer.
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Pues sí, yo también creo que ha sido un acierto de post, o de series de posts. Me ha encantado 😀
Gracias!!! En breve volveremos con un nuevo artículo, esperemos que el siguiente destino también os guste. 😉
Muchas gracias por la oportunidad chicos.
Poder hablar de Japón sin limitaciones y desde 3 perspectivas tan diferentes pero complementarias creo que ha sido un acierto 🙂
Encantados de vuestra participación!!!
Me encanta Víctor! Un gran aporte para futuros viajeros y una excelente nueva forma de ofrecer información !!
Gracias Cristina, es lo que buscábamos una nueva forma de conocer los países!!!
Muchas gracias por contar con nosotros. Es un honor vernos entre dos de mis grandes referentes, en cuanto a Japón se refiere.
Japonismo, la web en español por excelencia para viajar a Japón. Cada artículo nos aporta ideas nuevas, pequeños rincones, consejos que anotamos, facilidades, noticias frescas…controlan sobre el turismo en Japón y su cultura y eso nos ayuda a viajar.
Ikusuki… él me aporta la parte sentimental y cercana al día a día del país. Sus relatos nos acercan a la vida cotidiana y hace que me emocione mas si cabe al pensar en volver a visitar el país nipon.
Lo dicho, mil gracias por habernos dejado colaborar a su lado. Solo esperamos que nuestro Japón friki también pueda emocionar ^_^
Un gran abrazo!
Sabes que no se nos habría ocurrido dejarte fuera de artículo sobre Japón, te consideramos un referente también a la hora de viajar a Japón, ya que además de mostrar grandes conocimientos, nos trasmites tú pasión por el país, y aportas la guinda con los puntos frikis que tanto nos gustan.Agradecerte tú colaboración, y estamos ansiosos de leer todo lo que has vivido en tu segundo viaje a este maravilloso país!!Besitos de los cuatro.