No hay viaje a Corea del Sur que esté completo sin la visita al lugar más sagrado de budismo coreano, el Templo Haeinsa, y la increíble Tripitaka Coreana.
No se conoce en el mundo semejante muestra de los cánones budistas. Durante años se plasmaron en más 80.000 tablas de madera las escrituras budistas, creando una de las mayores recopilaciones de escrituras budistas del mundo, que ha llevado al Haeinsa y a la Tripitaka a formar parte del Patrimonio de la Humanidad.
Templo Haeinsa y la Tripitaka Coreana
El templo Haeinsa data del año 802, y se encuentra situado a aproximadamente una hora y media de la ciudad de Daegu, desde la que llegaremos en autobús.
Ubicado en la provincia de Gyeongsang del Sur, en la Montaña Gayasan, en un entorno de increíble paz y belleza, como se sitúan la mayor parte de templos budistas del país.
Según cuentan las leyendas, alrededor del año 802, dos monjes budistas, que volvían de China, salvaron con sus conocimientos sanitarios a la esposa del Rey Aejang, y éste en agradecimiento a la labor de los monjes y como muestra de respeto a Buda, mandó construir el Templo Haeinsa.
Con el paso de los años el templo ha sufrido varias reconstrucciones y renovaciones, una de las más importantes fue la que se realizó a inicios del siglo XIX, tras quedar casi completamente destruido por culpa de un incendio.
¿Cuánto cuesta visitar Haeinsa?
La visita al templo de Haeinsa tiene un coste de 3.000 won por persona, que deberemos pagar a un revisor que sube al autobús cuando accedemos al parque nacional, unos kilómetros antes de llegar a la parada del templo.
Desde donde nos deja el autobús, deberemos recorrer una pequeña cantidad de puestos en los que nos venderán desde comida y souvenirs, hasta hierbas, raíces, y productos para curas y tratamientos budistas, hasta el punto donde comienza la ruta.
La ruta discurre por un camino por la zona de montaña durante unos 10-15 minutos y nos llevará hasta el acceso al templo.
Además, en caso de que dispongamos de tiempo, encontramos mucha información para realizar rutas de senderismo por estas montañas.
Como la mayor parte de templo budistas en Corea, la planta y distribución de los templos es similar, con una gran puerta que da acceso al recinto, y un pasillo posterior que nos lleva hasta los edificios del complejo del templo.
La puerta Iljumun será la que te dé la bienvenida al complejo. Esta puerta es una clara representación de la arquitectura antigua coreana, ya que a pesar de las restauraciones, se ha conseguido conservar su estructura original.
Puedes hacerte una idea de la configuración del templo con el siguiente mapa del Templo Haeinsa:
Conocer el templo Haeinsa era el motivo de que hubiéramos incluido la ciudad de Daegu en nuestro itinerario por Corea del Sur, ya que sabíamos que era uno de los complejos budistas más bonitos del país, y nada más cruzar la puerta Iljumun, y ver el pasillo que nos conducía al templo supimos que no nos habíamos equivocado.
Además, tuvimos la suerte de recorrerlo casi en solitario, pudiendo disfrutar de la tranquilidad y la paz que ofrece este lugar.
Encontramos dos puertas más, antes de llegar al patio principal del templo, una enorme plaza rodeada por los edificios principales que componen el templo.
En este patio encontramos varios elementos que nos llamaron la atención, el primero y que como no podía ser de otra forma, llamó muchísimo la atención de las niñas, fue un laberinto.
El laberinto se conoce con el nombre de Haindo, y según nos explicaron en una de las tiendas del templo, hay que realizar su recorrido con las manos juntas a la altura del pecho mientras recitamos el texto budista conocido con el nombre de Beopseongge, un texto budista cuya traducción vendría a ser «El canto de la naturaleza del Dharma».
Al parecer, este texto contiene 210 palabras, que se representan en 54 losas cuadradas que crean el laberinto que pudimos ver. Nuestras niñas lo recorrieron, obviamente sin recitar dicho texto…
Junto al laberinto encontramos el Pabellón de la Campana, lugar donde se llama a la oración de los monjes. Tuvimos la oportunidad de ver la llamada, ya que llegamos justo en el momento en que dos jóvenes se preparaban para ello.
Este pabellón de llamada a la oración es bastante curioso, porque en él no solo encontramos la campana, sino que también hay un enorme tambor, un gong, y una especie de pez con cabeza de dragón, todo ellos elementos budistas para llamar a la oración.
Subiendo un nivel más dentro del complejo budista, encontramos un nuevo patio en el que destaca una pagoda de piedra de tres pisos, y el edificio principal del templo, el santuario donde se rinde culto al Buda Vairocana, el Daejeokgwangjeon.
Este momento fue uno de los mejores momentos de nuestra visita a Haeinsa, ya que los monjes terminaron sus rezos, y comenzaron a dirigirse a los diferentes edificios del complejo.
Muchos de ellos nos miraron curiosos, sobre todo a las niñas, e incluso nos preguntaron que de donde éramos, como siempre, viajar con niños nos abre muchas puertas, pero lo más importante es que a ellas les sirve para abrir su mente.
Tripitaka coreana
Pero si por algo es conocido el templo Haeinsa, es por la Tripataka coreana, la cual se encuentra ubicada en el que rivaliza por ser el edificio más importante del templo, el Jangkyeong Panjeon.
Se trata de un enorme edificio con 4 pabellones, dos grandes en posición horizontal y dos pequeños en posición vertical.
Se encuentra justo detrás del Daejeokgwangjeon, construido un nivel por encima de este, para darle la importancia que se merece al tesoro que alberga.
El edificio se construyó ex profeso en el año 1488 para el almacenamiento de la Tripitaka, y cuenta con un sofisticado sistema de ventilación a base de ventanas de diferentes tamaños que permiten que las tablas de la Tripitaka se aireen para evitar la aparición de humedades, pero a la vez controlan los vientos que fluyen por el interior de los edificios.
Qué es la Tripitaka coreana?
Seguramente esta sea la pregunta que te hagas la primera vez que oigas este nombre, cosa que nos pasa a todos.
La Tripitaka es la mayor colección mundial de preceptos y doctrinas budistas, plasmada sobre 81.258 tablas de madera de 69,7×24,2×3,6 cm.
Lo que nos da un total 52.389.400 caracteres organizados en 1.514 títulos y 6.791 volúmenes, que fueron escritos entre los años 1236 y 1251, durante la Dinastía Goryeo, y traídos al templo Haeinsa en el año 1398.
Es una pena que no podamos ver las tablas directamente, ya que se encuentran protegidas y no dejan el acceso, pero si que podemos ver fotos donde nos muestran su disposición dentro de los pabellones.
La madera usada para las tablas proviene de árboles de magnolia del sur de Corea, de los cuales se cortaron las tablas, que pasaron varios años sumergidas en el mar, para una vez secas ser utilizadas para la escritura y aplicarles lacas protectoras para evitar su deterioro.
Estas tablas se conocen con el nombre de planchas Xilográficas, y están escritas en chino clásico que era la lengua docta en toda Asia, y su objetivo era la de compilar todas las escrituras budistas para su transmisión.
De hecho, estas tablas se usaron durante años para la transmisión del conocimiento budista y las reglas de vida de los monjes en los templos, realizándose copias de las escrituras antiguas para que se aplicaran en otros templos budistas.
El poseer la Tripitaka hizo que el Haeinsa se convirtiera en uno de los templos más importantes para la educación budista y la transmisión del conocimiento.
Como decíamos antes, desde el año 1995 el Templo Haeinsa y la Tripitaka, forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y por ello se prohibió el acceso a los edificios del Jangkyeong Panjeon, y tendremos que conformarnos con ver las tablas entre los resquicios libres que dejan sus ventanas.
También podemos hacernos una idea con las fotos que hay colocadas en paneles que nos muestran la colocación de las tablas.
Desde el año 2007, las planchas xilógraficas de la Tripitaka Koreana han sido incluidas en el Registro de la Memoria del Mundo, un programa de la Unesco para preservar el patrimonio documental del mundo, una parte importante de la memoria de los pueblos del mundo que refleja la diversidad de pueblos, lenguas y culturas.
Como ves, la importancia de la Tripitaka es más de la que se puede explicar en unas líneas, y seguramente si en la iglesia católica encontráramos algún elemento de similar importancia, sería un lugar de peregrinación lleno de fieles.
Sin embargo, la encontramos en este bello entorno, tranquilo, y muy adecuado para conservar los preceptos budistas, tan afines a la naturaleza, la paz y la armonía.
Nuestra despedida del templo Haeinsa acabó recorriendo los diferentes edificios que lo componen, y como no, encontramos las vasijas de barro en las que se prepara el famoso Kimchi coreano.
¿Cómo ir al templo Haeinsa?
Para llegar al templo Haeinsa debes dirigirte a la estación de Seobu Bus Terminal, en la ciudad de Daegu.
Está estación se encuentra ubicada junto a la parada de metro, del mismo nombre, de la línea 1 (roja). La salida nº 3 del metro te llevará justo delante la estación.
Una vez en el interior de la estación veremos encima de las taquillas los horarios del autobús que nos llevará hasta Haeinsa. Aquí tenéis los horarios del autobus a Haeinsa.
Los autobuses tienen su primera salida a las 6`40 horas, y después tienes una nueva salida cada 40 minutos, siendo el último a las 20 horas. El andén de salida es el nº 2, pero te lo dicen al comprar el billete.
El precio del billete de ida son 8100 wons, ojo con este detalle, ya que no se puede comprar ida y vuelta. La vuelta deberás comprarla en la parada. El coste del ticket de bus para los niños es de 4100 wons.
La parada del templo es la antepenúltima del recorrido, y la reconoceremos porque está poco tiempo después de pasar el acceso al parque nacional, donde nos cobrarán la entrada al templo.
Además, el conductor suele avisar de la llegada al templo, y se reconoce por la fila de tiendecitas que encontramos, aun así, a continuación, tienes una foto de donde te deja el bus.
Para volver de Haeinsa a Daegu, deber volver a coger el autobús en el mismo lugar, pero al cruzar la calle, donde se encuentra la parada de vuelta. Una persona vendrá a vender el billete un poco antes de que pase el autobús.
Es importante controlar los horarios de vuelta, ya que, en este caso, la frecuencia aumenta entre alguna de las salidas del bus. Os dejamos los horarios de los buses de vuelta:
También es importante que sepas que en esta zona no hay muchos lugares para comer, más que unos pequeños “restaurantes” sin muchas opciones.
En nuestro caso optamos por comer al volver a Daegu, en un mercado junto a la estación de bus de Seobu. Nos pegamos un buen atracón de rica comida coreana, entre ella un rico pollo frito, el cual recubren con una salsa picante que le da un sabor impresionante.
Amante de los viajes con mochila, y siempre pensado en el próximo viaje, y en transmitir a mis hijas la pasión por viajar y por conocer mundo, culturas, religiones y vivir nuevas experiencias. Viajar es educar, viajar es comprender, viajar es empatizar. Viajar es el mejor regalo que les puedo ofrecer.
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Hola! Viajo a Corea dos semanas en junio y este blog me está ayudando muchísimo desde que empecé a organizar el viaje. Un gran trabajo.
Dicho esto, ¿recuerdas cuánto tarda el autobús desde Daegu al templo? Necesitamos ajustar horarios porque salimos de Busan temprano y según lleguemos a Daegu y soltemos maletas en el alojamiento, tiramos para Haeinsa, que cierran a las seis.
Muchas gracias!
Hola Ana,
Muchísimas gracias por tu comentario, nos alegramos que te estén sirviendo de ayuda nuestros artículos sobre Corea. El autobús a Haeinsa tarda cerca de una hora y media, depende un poco del tráfico. Pero lo mejor es que lo confirmes en la estación de bus una vez que llegues, por si acaso. Es un trayecto bastante largo.
Disfruta de Corea!!